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«Uno no se vuelve iluminado imaginando figuras de luz,

sino haciendo consciente la oscuridad» (Jung, 1954)

Hoy me desperté recordando la primera vez que entré al Museo Reina Sofía (2006). No estoy seguro, pero posiblemente haya sido el primer museo de arte moderno que visité. Todo iba bien y me parecieron diez euros bien invertidos hasta que entré a la segunda planta.

Súbitamente quedé sumergido en una sucesión interminable de cuadrados pintados en óleo, sin otro distintivo más que el negro, negro, negro.

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Colección Ad Reinhardt. MoMA, 2013.

Sin saberlo, me sentí tan estafado y confuso como varios miembros del MoMA (Museum of Modern Art, Nueva York) que cancelaron su membrecía cuarenta y tres años antes (1963) como señal de protesta después de ver la primera exhibición de Ad Reinhardt.

Quizás con demasiado esfuerzo, creía intuir el mensaje de las obras del primer piso, pero esta muestra me pareció, lisa y llanamente, un sinsentido. En el colmo del absurdo y, contra todo pronóstico, Reinhardt es considerado uno de los artistas expresionistas más importantes que ha dado el arte moderno. No sería la primera vez que el arte «abstracto» —cotizado en seis, o incluso siete (7!!!) cifras— me genera suspicacia:

https://twitter.com/psdiegoduran/status/584480009781387264

Atónito, lo primero que hice al llegar al hotel fue googlear posibles justificaciones a semejante estropicio. Como suele ocurrir, el problema estaba en la percepción.

Los cuadrados «negros» no son totalmente negros, muestran distintos matices de negro. Incluso cuando uno se expone por más de quince minutos frente a un cuadro de Reinhardt, puede llegar a ver colores como el rojo o el azul. Dicho lacónicamente: cada obra es como entrar dentro de una habitación oscura, al principio «no vemos nada» o, para ser más exactos, solo vemos negro. Con el tiempo, empezamos a vislumbrar formas, texturas, agudizamos nuestra visión y el resto de los sentidos. Los cuadros de Reinhardt —según él— son «máquinas de meditación».

Esta fue la metáfora que tenía en mente cuando empecé a escribir mi tesis de postgrado acerca de la depresión (2014), o más bien, sobre La noche oscura del alma. En este trabajo, que adjunto, profundizo en las ideas claves del post que titué Melancolía, Depresión, Inspiración. Si ese post les resultó medianamente interesante, aquí tienen la oportunidad de saber un poco más acerca de la perspectiva junguiana de la depresión o, lo que es lo mismo, cómo la depresión y el camino de desarrollo personal pueden converger.

Trabajo Postgrado

Buen comienzo de año para todos.

Lic. Diego Durán. Psicólogo Clínico.

Bibliografía

Corris, M. (2008). Ad Reinhardt, Reaktion.

Jung, C. G (1954) Sobre el desarrollo de la personalidad. Editorial Trotta.